En la práctica, las mascarillas quirúrgicas previenen las infecciones respiratorias igual que las N95, FFP2, o similares, en la mayoría de las situaciones. También son capaces de retener los aerosoles expulsados por enfermos de coronavirus.
El uso del llamado factor de protección, que exagera las diferencias entre las mascarillas, y el hecho de creer que todo lo que se parece a un mascarilla quirúrgica es una mascarilla quirúrgica, han contribuido a crear confusión.
Durante semanas se nos ha dicho que las mascarillas no eran necesarias para toda la población. Pero no por motivos relacionados con la ciencia, sino porque no había suficientes mascarillas. Las mascarillas (incluso las caseras) podrían habernos ayudado a atenuar la epidemia.
Siempre es mejor usar una nueva mascarilla que reutilizarla. Sin embargo, eso no siempre es posible. Los mejores métodos para desinfectar las mascarillas destruyen los virus y preservan la función de la mascarilla.
Hay muchas opciones para hacer una buena mascarilla en casa. Aumentar el número de capas casi siempre mejora la eficacia de filtración. Necesitamos materiales que bloqueen las pequeñas partículas, pero que al mismo tiempo permitan el paso del aire. Las mejores mascarillas son las que se ajustan perfectamente a la a la cara.
Todas las mascarillas (incluidas las caseras) podrían ser útiles para reducir el número de contagios por SARS-CoV-2. Todas ellas pueden ser útiles si estamos infectados (aunque no lo sepamos). No todas las mascarillas caseras son iguales.
Los virólogos y los epidemiólogos están trabajando contra reloj para entender esta enfermedad, COVID-19, y la mejor forma de tratarla. Quedan muchas incógnitas aún, pero una cosa está clara: COVID-19 es una enfermedad muy contagiosa. ¿Por qué es tan contagiosa?
Ya no se discute si el virus SARS-CoV-2 (el nuevo coronavirus) puede existir en el aire a distancias mucho mayores de la distancia de seguridad de 1-2 m. Sí puede. Lo que se discute es si esos aerosoles con el virus representan un mecanismo de transmisión (de contagio) importante.
La principal razón por la que los científicos aún no son capaces de curar el cáncer (o, al menos, la mayoría de ellos) es porque es una enfermedad muy, muy complicada. No hay dos tumores ni dos cánceres iguales. Cada tipo de cáncer es increíblemente complicado, hasta extremos inimaginables. Por si eso fuera poco, el sistema inmunitario, que juega un papel clave, y el metabolismo, varían de unas personas a otras.
Imaginemos a Noa, una mujer con cáncer de mama, viajando a través del tiempo: apareciendo y desapareciendo en una época tras otra, con su mismo tumor en la misma fase de desarrollo. ¿Cómo han cambiado el tratamiento y el pronóstico del cáncer de Noa en los últimos cuatro mil años?, ¿Y qué le pasará a Noa más adelante, en los años venideros?
La relación entre las bebidas azucaradas y el cáncer aún no se ha demostrado. Este nuevo estudio es, probablemente, la prueba más directa que tenemos hasta la fecha de que el azúcar puede impulsar la progresión del cáncer, al margen de su relación con la obesidad. Es un modelo de lo que le podría suceder a una persona que tenga predisposición al cáncer de colon y que tome una lata de Coca-cola al día.
En la entrevista hablamos de: Diferencias entre alimentos enriquecidos y fortificados y posibles riesgos de estos nutrientes añadidos; Vitaminas sintéticas vs. Vitaminas naturales: ¿En qué casos importa?; ¿Quién debería tomar suplementos?; ¿De dónde vienen los suplementos?; Suplementos de calcio, magnesio, vitamina D, etc.; Nutricionismo y sinergia alimentaria; Composición y peligros de las bebidas energéticas; Y mucho más.
En cualquier supermercado se puede encontrar, por ejemplo: zumo de naranja forticado con vitamina D, o yogures enriquecidos en calcio. Mucha gente ni siquiera es consciente de esta ingesta «extra» de vitaminas y minerales en forma de alimentos enriquecidos y fortificados. ¿Por qué hay tantos?
Cuando se representa el riesgo de enfermedad frente a la dosis de un micronutriente, se obtiene una curva en forma de U. Esto indica que el riesgo aumenta en los extremos: hay riesgo por deficiencia (insuficiente cantidad) y riesgo por toxicidad (demasiada cantidad); y un intervalo de riesgo bajo, que corresponde a la parte horizontal de la U. Es decir, las dosis óptimas son las intermedias.
Las bebidas «energéticas» están de moda. Algunas bebidas en particular son extremadamente populares, y su consumo se ha disparado en los últimos años, incluso entre los niños. La mayoría de los efectos adversos por exposición tóxica a suplementos están causados por los productos «energéticos».
¿Cuál es estos aceites es mejor para la salud, el «aceite de oliva virgen» o el «aceite de oliva virgen extra?». Respuesta: los dos son igual de buenos. La diferencia entre el «aceite de oliva virgen» y el «aceite de oliva virgen extra» se debe únicamente a las características organolépticas (el sabor, el aroma…). La etiqueta «extra» se la da (o no) un panel de catadores.
La epidemia de obesidad que está teniendo lugar en muchas partes del mundo no está causada por los genes, sino por los cambios en el estilo de vida. Ni tampoco la alta tasa de enfermedades crónicas, como la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2, varias formas de cáncer y algunas enfermedades neurológicas y psicológicas. Se cree que todas ellas están relacionadas con la nutrición, y con el estilo de vida en general.
Estos días se ha publicado un artículo muy importante en una de las revistas científicas más prestigiosas, *Nature Communications*, un artículo que relaciona el metabolismo del azúcar con el cáncer. El artículo demuestra que simplemente alterando el metabolismo —en ese caso, el de la glucosa— se activa un importante oncogén (un gen que induce la formación de cáncer). Lo que sugiere el artículo es que, si por alguna razón aumentara la concentración intracelular de azúcar, se podría favorecer la aparición del cáncer. Afortunadamente, esto no ocurre normalmente, ya que las células tienen mecanismos de control que impiden que entre demasiada azúcar en ellas.
Casi todos los alimentos (excepto los muy grasos) son, sobre todo, AGUA. Por eso, dependiendo de lo que comas, no te extrañes si no tienes sed. Aunque no bebas, estás obteniendo agua.
Las células al multiplicarse tienen que copiar el ADN, y al hacerlo se cometen errores. No muchos, pero sí algunos. Muchos de estos errores son intrascendentes, pero unos pocos dan lugar a células que crecen rápidamente e invaden otros tejidos.